mercredi 22 octobre 2014

Cuéntame un cuento y verás todos que contentos

Sí, ya lo sé, llevo mucho sin escribir. Casi un año, madre mía! y no es por no tener ganas, ni pensar en ello, ni tener nada que contar, ni necesitarlo... es sobre todo por falta de tiempo y porque voy a tener otro baby y estos meses han sido complicados.

Hoy lo que me apetece es contaros una historia, un cuento irreal en el mundo ideal en el que nos hacen creer que vivimos las mujeres :

"Erase una vez Pepita Pulgarcita. Una muchacha fresca como una rosa, muy trabajadora que cada día iba al bosque a recoger setas y frutos rojos. Y trabajaba, trabajaba lalalarito. Mucho, mucho, sin descanso, sin pausas, terminaba y volvía a su casita exhausta. Un día Pepita conoció a Gretel, que era un leñador muy apañado, y al cabo de dos o tres "Erase una vez" tuvieron un bebé. Gargamel, el jefe de Pepita, que era un señor muy feo pero muy hornado, contrató a Anita Capuroja para reemplazarla tres o cuatro meses y así Pepita encontró de nuevo su puesto de trabajo a la vuelta.

Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado"

y es un cuento bien cuentista, porque la vida real no es así como lo sabemos muchas de nosotras : Gargamel no habría contratado a nadie para reemplazarla, hubiera repartido su trabajo entre el resto de empleados y hubiera culpado a la pobre Pepita de haberle dejado "tirao" por estar preñada.

Eso en el mejor de los casos, porque en el peor le diría eso y le anunciaría que uno de sus compañeros (hombre) iba a reemplazarla en su puesto definitivamente a su vuelta y que ella ya no trabajaría en el bosque recogiendo setas y frutos rojos, sino limpiando la mierda de las letrinas de la casita del árbol, y que si le conviene bien y sino pues que se vaya con su cestita a otro bosque.

Así es la historia real, abandonemos entonces tanta gilipollez e hipocresía y empezemos a plantarle cara como mujeres a las empresas, qué ya vale, tener hijos es algo mucho más importante para la humanidad que la organización interna a establecer varios meses en una empresa, así que los tenemos cuando queremos y legalmente nuestro trabajo tiene que ser el mismo antes y después. Ya vale tanta tontería que si no tuvieramos hijos, quién iba a seguir pagando las pensiones, trabajando en el futuro y asegurando que la especie no se extinga. A ver si empieza a enseñarse a los niños/as desde pequeños en el colegio, instituto y después en la Uni la importancia de las madres trabajadoras en el mundo, sea cuál sea su categoría profesional. Su eficacia probada tanto como profesionales, como educadoras de futuros seres humanos. Una capacidad de organización superior a la de cualquier hombre padre y trabajador (sí señores, así es y sino demuéstrenme lo contrario)

Es cierto que hay leyes estrictas para evitar todo derrape en las empresas pero hecha la ley, hecha la trampa y muchas empresas se las saltan. Sobre todo en Francia con las "ruptures conventionnelles" (despidos amicales) en los que te proponen que te vayas negociando una cantidad y si aceptas ya no puedes acusarles de discriminación y debes olvidarte del daño moral que te han hecho, y si no aceptas te hacen la vida imposible y terminas despidiéndote sin un duro, ni paro y con depresión profunda.

Hace falta una mejor educación por concienciar a la población en general, entre los cuáles habrá un día empleadores/as de mujeres.  Cualquier declaración pública como la escuchada hace poco de boca de la arpía, Monica de Oriol que prefiere contratar a mujeres que no vayan a tener hijos, tendría que estar penalizada legalmente (junto con una buena patada en el culo y en los morros por capulla)