dimanche 21 octobre 2012

Paranoias de una madre currante

Cuando mis "mamámigas" me contaban hace un par de añitos que desde que te conviertes en madre una sensación constante de culpabilidad te invade, yo asentía bondadosa mientras pensaba que las pobres estaban locas como cabras.

Ignorante de mi, ahora lo entiendo... y lo peor de todo, lo corroboro.

Te sientes culpable por todo: por dejar de dar el pecho o por darlo menos, por no haber esterilizado un biberón, porque el niño está nervioso y no duerme, porque se ha arañado la cara, porque tiene el culete irritado y lo peor de todo... el día que vuelves a trabajar, ese día te sientes tan culpable que hasta te preguntas si no le estarás traumatizando para el resto de su vida.

Ese día te das cuenta de que como madre eres una contradicción con patas y que no sabes que coño quieres (perdonadme por la palabreja, pero creo que entre mujeres podemos utilizar ese término)

No voy a engañaros tampoco, últimamente las doce horas con el peque se me hacían cada vez más largas. Porque cambiar pañales, consolar varias horas de lloros, esterilizar biberones, dar un paseo rodeando la misma manzana todos los días, cantar veinte nanas, lavar a mano bodies con caquitas, etc, te aisla un poquito del resto de la Sociedad.

Por eso sé que necesito volver a estrujarme el cerebro en el curro, tomar cafecillo con los compis, ir a reuniones sin fin y ese es el problema, eso es lo más grave, que no sé si es natural o si soy un despojo humano.

Y lo peor de todo, puñetera incongruencia, es que sé que cuando este allí, delante de mi ordenador de nuevo en mi despacho, echaré de menos hasta sus lloros estridentes y sus caquitas malolientes... ¡¡¡DIOS MIO, QUE ALGUIEN ME AYUDE!!!¡¡ ME ESTOY VOLVIENDO TARUMBA!!!

Y para colmo de los colmos, mis últimas semanas en España no me han ayudado a salir de esta contradicción en la que estoy sumida. He tenido que oir de amigas, primas, tías y demás especies, que el bichillo es muy pequeñito para dejarlo con la niñera, que si no me da pena, que si tal y cual, blablablabla... gracias bonitas por ponermelo más difícil todavía.

He tenido que explicar unas cincuenta veces que en Francia la baja por maternidad es de diez semanas (si compatriotas ibéricas, ni más, ni menos... aunque bueno menos sería imposible) y que la he prolongado un mes más con vacaciones. Que las dos primeras semanas trabajaré solo tres días para que no sea tan brusco el cambio para el bebé, etc, etc.

Y por supuesto que me podría haber cogido una excedencia pero habiendo encontrado a la niñera de mis sueños, y teniéndola que pagar desde septiembre para que no se me vaya ella y la vecina con el otro bebé, veo difícil no trabajar y pagarle al mismo tiempo (que su salario no es moco de pavo). Aquí lo de que los abuelos cuiden a los niños  no se estila (y bueno, de todos modos, soy de las que creo que bastante han trabajado ya ellos antes para darles más la lata) y encontrar plaza en guardería o a una niñera diplomada es toda una odísea... así que, ahora que la tengo, no la puedo dejar escapar. Esto es otro mundo y creedme, hay que vivirlo para entenderlo.

Sin olvidarse, que al igual que en todos sitios, en el curro la distancia es el olvido y el tiempo de ausencia es proporcional al momento en el que empezarán a no acordarse ni de tu nombre.

Así que, por favor, seais el tipo de madre que seáis, hayáis dejado vuestro trabajo o no, hayáis cogido una excedencia o reducción de jornada o no, no juzguéis al resto porque cada madre es un mundo y tiene sus propias motivaciones. Os aseguro que incluso aquellas que han decidido volver a trabajar lo antes posible sufren y al volver a sus casas intentan dedicarse al 100% a sus hijos ya que los han echado de menos y tienen miedo de que les quieran un poquito menos que antes. Ser mujer no es fácil, y eso lo sabemos todas, así que seamos comprensivas con el resto.

¿Qué es ser una buena madre, entonces? Yo creo que simplemente es tomar siempre decisiones en el punto de tangencia entre el bienestar de nuestro polluelo y de nuestro equilibrio como mujer, y después aceptarlas sin tapujos... y qué mejor que una madre feliz para criar niños felices que sabrán también un día asumir las decisiones que tomarán en su vida :) 

Besicos a todas, seáis como seáis