mercredi 13 février 2013

Reflexiones de pareja

Madres y muy señoras mías,

Lo primero de todo agradeceros vuestros elogios que me motivan para seguir escribiendo. Es el regalo más bonito que podíais hacerme. Decirme que os sentis identificadas y que os reís un rato con mis posts vale un potosí (como decían nuestras abuelas). Así que como me habéis pedido que siga contando mis historietas allá voy...

Hoy me gustaría hablar de la pareja, en qué nos convertimos la mamá y el papá, antigos seres irresponsables respetando la regla de ocho horas de sueño mínimo por día (y algo más el fin de semana), cuando llega ese 3er pasajero a la nave nodriza.

Lo primero de todo nos convertimos en una familia, ¿Y eso qué implica? Pues, pensar en triple y ya no en doble. Y eso en todo momento. Cuando piensas en lo que vas a hacer el fin de semana, en las próximas  vacaciones, en las compras en el super (ahora vais a Carrefour aunque os pille lejos porque los pañales Pampers son más baratos), en la siesta, en ver el último capítulo de Dexter, en ir al cine (bueno mejor dicho en NO ir al cine).

La pareja se convierte en una especie de ordenador con programas complicadísimos de gestión logística que debe evitar todo cortocircuito posible que ponga en peligro el sistema. Para ello hay que evitar sobre todo los reproches, las comparaciones, la competición absurda, nadie es mejor ni peor, cada uno hace las cosas a su manera. No sirve de nada discutir porque uno opina que el agua del baño tiene que estar a 37° y el otro a 38°, se pone a 37,5° y... ¡ya está! (o sino otra opción es hacer lo que te da la gana y decir al papá en cuestión que efectivamente tiene razón y que has hecho lo dice)

Eso sí, los trayectos en coche ya no son los mismos. Antes los dos cantabais como locos canciones de la Carrá en la parte delantera haciendo la ola con los brazos (no hablo de nosotros, por supuesto, válgame Dios :P) y ahora te cuesta oir a tu hombre cuando te comenta algo porque estás detrás intentando entretener al bicho con un sonajero. Y de paso le pides que baje la música, anda, que sino no se va a dormir...
 
Y qué decir de la vida secreta de la pareja, la vida íntima, pues que existir existe (al parecer se han dado casos jeje). Eso sí, durante muchassss semanas tras el nacimiento del baby ni siquiera recuerdas que un día esto formaba parte de tu vida, ni entiendes como esa zona magullada de tu cuerpo podrá algún día volver a tener ganas de fiesta. Pero como la naturaleza es sabia (y sobre todo egoísta porque quiere que la especie no se extinga), todo vuelve a su estado anterior y la líbido, que se quedó junto con la placenta en el hospital, resurge de sus cenizas. Cuando todo vuelve a su cauce hay una sensación de primera vez, como un antes y un después inexplicables. Como un reencuentro contigo misma y con tu pareja y entiendes que no solo eres madre para él, que sigues siendo su mujer.

También se gana en originalidad (sin olvidar en eficacia y rapidez). Aún recuerdo esa vecina de Zaragoza que contaba un día en la panadería que cuando sus hijos eran pequeños se encerraba con su marido en la cocina, empujaban la lavadora delante de la puerta y les decían que la estaban arreglando y que esperaran un ratito :)

Pero lo que realmente os une ahora es esa misma luz que brilla en vuestros ojos cuando comentáis el último logro del peque (como si oirle por primera vez haciendo pedorretas fuera tan importante como el descubrimiento de la teoría de la relatividad) y lo vulnerables que os sentís porque tose desde hace dos días y ya no sabéis qué hacer.

Además descubres facetas que no imaginabas en el otro: la paciencia, la ternura, la delicadeza, y sobre todo, descubres que tu hombre no tiene sentido del rídiculo cuando se trata de hacer reir a su hijo, pero que importa, se te cae la baba con sus carcajadas.

Lo que cambía es que hay un nuevo ser que reúne las cualidades y defectos de los dos, un ser que sonríe y te observa para recordar que por él, por su futuro, tenemos que ser mejores cada día, no solo como padres, sino como la pareja que por amor decidió traerle al mundo.

Ala, y ahora a dormir que ya es hora,

Besos